Salud Intestinal y Crecimiento
Para la industria de la producción animal, la salud intestinal se ha convertido en sinónimo de bienestar animal, productividad y rentabilidad. Dentro de las principales funciones del intestino se encuentran:
- Procesos de digestión, absorción y metabolismo de nutrientes.
- Función de barrera para proteger al organismo de microorganismos y sustancias nocivas.
- Respuesta inmune competente.
- Interacción neuroendocrina para modular el metabolismo y fisiología animal.
Esquema simplificado del concepto de salud intestinal
La resiliencia y productividad animal dependen de una adecuada estructuración y funcionalidad del intestino. Acompáñanos a explorar los cinco elementos necesarios para propiciar la salud de este importante órgano.
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DIETA
Los ingredientes y aditivos empleados en las dietas tienen una influencia directa sobre el desarrollo y la funcionalidad del sistema digestivo, incluyendo el sistema inmune y el microbioma.
Una dieta benéfica para el intestino se caracteriza por:
- Reducir los niveles de proteína que llegan al intestino grueso.
- Tener mínima capacidad buffer.
- Minimizar la cantidad de factores anti nutricionales.
- Limitar el crecimiento de microorganismos patógenos.
- Suplir los nutrientes requeridos por el animal.
Dentro de los factores asociados a la dieta que impactan la salud intestinal se encuentra la fibra dietaria, la cual es un conjunto heterogéneo de compuestos dentro de los que se encuentran los polisacáridos no amiláceos (solubles e insolubles) y la lignina.
Fracciones de la fibra dietaria (Modificado de: Choct, 2015)
Tradicionalmente la fibra ha sido una fracción del alimento poco atractiva para los nutricionistas. Sin embargo, el uso de enzimas exógenas permite utilizar estos compuestos de baja o nula digestibilidad y promover el crecimiento de poblaciones de microorganismos fibrolíticos que producen ácidos grasos de cadena corta que sirven como fuente de energía para el enterocito y permiten reducir el pH.
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Digestión Y Absorción
Convencionalmente una adecuada salud intestinal puede ser considerada como responsable de una óptima digestión y absorción, sin embargo, es válido plantearse si es una causa o consecuencia de mejorar la funcionalidad intestinal.
La digestión del alimento, absorción de nutrientes y mantenimiento del balance electrolítico se afectan negativamente por la proliferación de microorganismos patógenos y la aparición de compuestos xenobióticos que inducen procesos inflamatorios e inmunológicos que se derivan en el deterioro de la integridad intestinal.
La utilización de enzimas exógenas permite hidrolizar polisacáridos estructurales, proteínas y factores anti nutricionales, como una estrategia para optimizar la digestión del alimento y mejorar la salud del animal al evitar el paso de proteína y almidones al intestino grueso donde son sustrato para procesos de fermentación indeseables.
De manera general, las enzimas exógenas contribuyen a la liberación de nutrientes, el desarrollo de procesos de exclusión competitiva, el mantenimiento de la integridad de la mucina intestinal, la reducción de la inflamación y excreción de nutrientes al ambiente.
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Función Inmune
La relevancia del intestino se deriva de sus características como un órgano inmunológicamente activo que contiene una alta proporción de las células inmunes del organismo (Celi, et al., 2017). El tejido linfoide asociado al intestino responde a los cambios en las señales ambientales, especialmente a la nutrición. Los macrófagos, células T, células B e inmunoglobulina A secretora contribuyen a la respuesta inmune sin actividad inflamatoria y controlan la proliferación de microorganismos patógenos para mantener la eubiosis de las comunidades hospedadas en el intestino.
En las criptas del intestino delgado las células de Paneth producen moléculas como las citoquinas, los mediadores inflamatorios y los péptidos antimicrobianos. La capa singular de células epiteliales y la mucina separan el ambiente intestinal (densamente colonizado por microorganismos) del tejido subepitelial estéril y controla las vías de señalización del sistema inmune, previniendo una respuesta excesiva asociada al microbioma.
La respuesta inmune puede ser modulada por aditivos e intervenciones de tipo nutricional, las cuales deben acompañarse de prácticas de manejo, bioseguridad y selección genética (Celi, et al., 2017).
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Barrera Intestinal
La integridad de la barrera intestinal es fundamental para proteger el organismo contra la acción de patógenos y xenobióticos que pueden comprometer el crecimiento y rendimiento de los animales (Kogut y Arsenault, 2016).
La estructura del intestino se compone de una capa de moco que se encuentra sobre la monocapa de células epiteliales intestinales y bajo esta se encuentran células mesenquimales, dendríticas, linfocitos y macrófagos. Desbalances nutricionales como la deficiencia de glicina o la incidencia de micotoxinas en el alimento se han relacionado con cambios en la respuesta de citoquinas inflamatorias y alteraciones en la barrera intestinal.
Nutrientes como aminoácidos, aminas, nucleótidos y butirato promueven el desarrollo intestinal (Celi, et al., 2017). Aminoácidos condicionalmente esenciales como la glutamina se han relacionado con la generación de energía y la síntesis de novo, participando en la proliferación de enterocitos, la reducción del daño oxidativo, la producción de mucina, la integridad de la unión estrecha y la respuesta inmune (Ji, Wang, Yang, Hu y Yin, 2019). Mientras que dentro de las funciones del butirato se han identificado la modulación del microbioma, la reducción de la inflamación y el aporte de energía a las células del epitelio intestinal (Bedford y Gong, 2018).
Esquema simplificado del epitelio intestinal
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Microbioma
Las poblaciones de microorganismos se modifican por factores como la dieta, la ingestión de antibióticos, el uso de aditivos fitogénicos, prebióticos, probióticos y la incidencia de infecciones por patógenos, entre otros. Actualmente se buscan estrategias que propicien el crecimiento de poblaciones de bacterias fermentadoras de fibra para mejorar la respuesta inmune y reducir la expresión de genes que transcriben para citoquinas proinflamatorias (Kogut y Arsenault, 2016) (Ilustración 4).
Bajo condiciones experimentales con dietas semipurificadas se ha evidenciado que la presencia de microorganismos en el intestino mejora el aprovechamiento de los nutrientes en la dieta y la partición de la energía, incrementando en 7,8% la energía metabolizable con respecto a un grupo de animales irradiados para reducir la presencia de microorganismos (Muramatsu et al., 1994).
Para mantener la salud intestinal y la productividad animal, la eubiosis debe ser promovida a través de estrategias holísticas que tengan en cuenta la reducción de las condiciones de estrés, la higiene y limpieza, así como el suministro de compuestos que promuevan la diversidad de las poblaciones de bacterias benéficas.
Ilustración 4 Microrganismos presentes en el intestino de aves y cerdos.
Adaptado de: Yeoman et al., 2012 y Zhao et al., 2015
Microorganismos y animales tienen una relación simbiótica. Conoce más sobre como modular el microbioma intestinal
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